¿Qué significa en la práctica este recorte de dinero? Pues según
explican en un comunicado conjunto ambas organizaciones, supone menos
preservativos gratuitos,
menos jeringuillas limpias, menos servicios de apoyo a las personas
afectadas y menos recursos para afrontar el estigma y la
discriminación, entre otros aspectos.
La partida presupuestaria la anunció el pasado diciembre Teresa
Robledo, la secretaria del Plan Nacional sobre Sida (PNS). Sin embargo,
las ONG, a las que el propio Gobierno reconoce como pilar básico en su
política frente a la infección por VIH, reconocen que durante 2008 ya
vieron congeladas las ayudas.
Para CESIDA y Red2002 es un error tratar asuntos tan complejos como
éste con una concepción a corto plazo. «Toda disminución ahora en los
recursos que sustentan programas de prevención del VIH supondrá
una multiplicación de las infecciones que
se detectarán más adelante. Puede que para entonces nos hayamos
recuperado del socavón financiero, pero con las personas que hayan
adquirido el VIH en un contexto anterior de merma de servicios no
podremos hacer más que intentar ofrecerles apoyo y medicación», destaca
Joan Tallada, representante de Red2002.
En la misma línea se manifiesta Santiago Pérez, presidente de
CESIDA, para quien la inversión para la lucha contra el VIH es
especialmente necesaria. «El aumento de nuevos diagnósticos y de las
prácticas de riesgo en la población, además de la especial
vulnerabilidad de las personas con VIH son sólo dos de las razones que
validan, al menos, la necesidad de mantener la cuantía asignada. La
disminución del gasto va a significar, con bastante probabilidad, el
aumento de las infecciones».