Entre ellos, el presupuesto destinado a ayudar a organizaciones sin
ánimo de lucro es el máximo exponente. Prueba de ello es la asociación
Gizarterako, que ofrece programas y reinserción a prostitutas que
quieren dejar de vender su cuerpo como forma de vida. Pese a que esta
agrupación aumentó en un 20% sus asistencias durante el primer
trimestre de 2009, de poco le servirá. En diciembre del pasado año, la
citada asociación se enteró de que su convenio de ayuda con la
Diputación «quedaba sancionado», sin renovación.
La presidenta de esta asociación, afirma que el
anuncio del cierre del grifo se realizó con la debida antelación, las
consecuencias de la paralización de las subvenciones no tienen
precedentes. Han tenido que despedir a tres empleados porque sin las
ayudas no podían permitirse a estos trabajadores. La
consecuencia de ello es que ni siquiera tienen en plantilla a un
trabajador social. Ahora realizan todo el trabajo con voluntarios. En total, cuatro de estos colaboradores se
encargan de dar las clases, entre otras asistencias, a las prostitutas.
La
presidenta de Gizarterako explica que tampoco se pueden permitir el
coste del mantenimiento del garaje para guardar el coche empleado para
realizar las visitas a las zonas en las que trabajan estas mujeres.
«Desde entonces está en la calle. Lo peor de ello es ir a la noche a
recoger este vehículo donde lo hemos dejado, que suele ser lejos, hasta
que se encuentra un aparcamiento libre de OTA», denuncia Ordejón.
En
ese mismo sentido, el Teléfono de Esperanza y Amistad de Álava denunció
hace escasas fechas que las ayudas forales se han acabado y con ellas,
quizás la vida de la asociación. A su juicio, la denegación de ayudas
es la circunstancia que agrava «la difícil situación económica y la
continuidad de su funcionamiento».