Al margen de si se aprueba la iniciativa -todavía hay que comprobar
la validez de las firmas-, lo que está claro es que la percepción del
uso de esta planta ha cambiado. «La mitad de la población adulta ha
experimentado con marihuana», calcula Stroup. Igual de importante es la
actual crisis financiera y la nueva actitud ante la marihuana de la
Administración de Obama. «Muchos legisladores y el público se han dado
cuenta de que no sólo no es una amenaza, pues es menos dañina que el
alcohol y el tabaco, sino que además puede ser una fuente de ingresos»,
señala Mike Meno, de la organización Marijuana Policy Project.
En
California, donde se ha vivido una seria crisis presupuestaria que ha
obligado a realizar severos recortes, no es fácil descartar la idea de
obtener millones de dólares en impuestos por las diversas actividades
en torno a la marihuana. Un análisis oficial revela que con un impuesto
de 50 dólares (37 euros) por onza (28,3 gramos), el Estado obtendría
alrededor de 1.000 millones de dólares anuales (730 millones de euros),
cifra que, aunque los críticos consideran inflada, sigue siendo
significativa. Se calcula que la marihuana cultivada en California
tiene un valor de 14.000 millones de dólares al año. Su comercio en EE
UU mueve unos 113.000 millones de dólares anuales (unos 83.000 millones
de euros).
La nueva actitud del Gobierno de Obama tiene que ver
con la decisión del Fiscal General de no perseguir a quienes consumen
marihuana por motivos médicos. Aunque su uso médico es legal en 14
estados, a nivel federal sigue siendo delito su cultivo, posesión y
consumo. Durante la Administración Bush, con frecuencia se detenía a
gente y la policía irrumpía en sitios donde se distribuía marihuana
médica.
«Ahora hay un mensaje de mayor permisividad», señala Tom
Ammiano, asambleísta estatal en California y autor del último proyecto
de ley para legalizar y gravar la droga. El proyecto no llegó a tiempo
al pleno de la legislatura, pero por primera vez se aprobó en comité.
La
reciente decisión de la ciudad de Los Angeles de reducir el número de
lugares donde se dispensa marihuana por prescripción médica es vista
como positiva por quienes piden la despenalización. «El mensaje que se
envía es que se va a regular su uso médico como algo legal y abierto»,
explica Steven Gutwillig, de Alianza para Politicas de la Droga.
No
todo el mundo está a favor de su legalización. Además de los políticos,
que en su mayoría temen que se les tilde de blandos ante el crimen,
quienes principalmente se oponen son las asociaciones de policías y
grupos de médicos, jueces y líderes pro familia. Sus argumentos son que
perjudicará a la juventud, que habrá más accidentes de tráfico y que
los carteles de la droga controlarán una industria legal. «Con todas
las muertes en carretera, ¿qué hay de bueno en añadir legalmente otra
sustancia que altera la mente?», dice John Lowell, portavoz de varias
asociaciones de policía.Los activistas en pro de la legalización
confían en haber pasado página: según las encuestas, el 56% de los
entrevistados está a favor de la despenalización de la marihuana para
usos recreativos.