Está convencido de que, mayoritariamente,
no existe desconfianza respecto al trabajo de las ONG. No obstante,
aboga por la mejora continua y reconoce que, en materia de calidad,
«queda muchísimo por hacer». Paulino Azúa, presidente del Comité
Ejecutivo del Instituto para la Calidad de las ONG, apuesta por
«revisar muchas pautas de actuación y acometer procesos de cambio».
Aunque insiste: «las ONG de acción social, en general, tienen un
reconocimiento público notable».
¿Qué acogida ha
recibido la creación del Instituto para la Calidad de las ONG (ICONG)
entre las propias organizaciones? ¿Esperaba más adhesiones?
La filosofía del ICONG es la de ser una entidad abierta, que dé
servicio a todas las organizaciones. Por tanto, no nos planteábamos que
hubiera muchas o pocas organizaciones, sino que nuestra expectativa era
poner el Instituto en marcha. Es cierto que aún está constituido por un
núcleo pequeño de organizaciones, pero éstas son de cierta entidad.
Si tuviera que destacar un único objetivo, ¿cuál sería?
Tal como recogen los propios estatutos del ICONG, el fin
principal es difundir y fomentar la cultura y la incorporación de los
sistemas de calidad a las ONG de acción social. Esto pasa por
sensibilizar y comunicar estrategias en materia de calidad a las ONG,
impartir formación, proporcionar apoyo técnico para que puedan realizar
sus propios procesos de cambio y de mejora, reconocer o premiar los
avances que las propias organizaciones alcancen en sus procesos de
calidad y certificar la norma «ONGconCalidad».
De hecho, la
idea es que esta norma se equipare a certificaciones oficiales como las
del sistema ISO. ¿Con qué finalidad? ¿Se plantea como un instrumento de
fiabilidad de cara a los donantes o como una motivación para las
propias ONG, para que se esfuercen por conseguir esta certificación?
El objetivo primordial es el segundo. El primero seria una
consecuencia. En el mundo de las ONG ha ido calando poco a poco, aunque
todavía queda muchísimo por hacer, la necesidad de mejorar sus propios
procesos. No basta hacer el bien, sino que hay que hacerlo bien. Eso
requiere revisar muchas pautas de actuación y acometer procesos de
cambio para la mejora. En ese sentido, la norma «ONGconCalidad» intenta
acoplar sistemas de calidad más o menos estandarizados al particular
mundo de las ONG, que tiene una filosofía y unos valores que le son
propios.
¿Teme la
desconfianza que parece rodear al trabajo de algunas ONG? ¿Teme que
esta desconfianza se extienda al resto de organizaciones?
En general, no existe esa desconfianza. Las ONG de acción
social tienen un reconocimiento público notable. Lo que ocurre es que,
como en todos los sitios, cuando hay alguien que se sale de lo
establecido, ese tipo de noticias que recogen malas actuaciones, e
incluso escándalos, no benefician a las ONG, sino que las colocan en el
punto de mira. De todas formas, quienes colaboran directamente con una
ONG lo hacen porque está convencida de sus valores, de la bondad del
proyecto y, en ese sentido, el virus queda muy aislado. Muy
circunscrito a las entidades de la que se habla en ese momento. En
general, la opinión pública sobre las ONG es muy favorable.
A ello
contribuye la transparencia. El último informe de la Fundación Lealtad
certifica la mejora de la transparencia de las ONG en términos
generales, pero recuerda que la mayoría de las organizaciones sometidas
a este examen voluntario no alcanza el 10% de financiación privada
mínimo exigido ¿a qué cree que se debe?
Hay varios factores. El primero sería que la cultura del
mecenazgo o patrocinio por parte de las empresas no está
suficientemente extendida. Eso que tanto se da en el mundo anglosajón,
en España no tiene profundidad. El segundo factor es la falta de
repercusión. Tiene más notoriedad patrocinar exposiciones, conciertos o
eventos deportivos, que conseguir que un grupo de personas que vienen
del extranjero tengan una atención adecuada. La acción social siempre
retribuye mucho en valores, pero no tiene repercusión mediática. Por
otra parte, son muchas las ONG que se convierten en el brazo activo de
la Administración pública para el desarrollo de programas sociales. Una
buena parte de las ONG recibe el mayor porcentaje de su financiación a
través de financiación pública. Y eso se refleja en los informes.
Recibir ese tipo de financiación, a veces, crea situaciones difíciles y
no deseables, puede mediatizar una función que tienen las ONG y que es
ser una voz crítica ante determinados tipos de situaciones, de las que
son responsables las políticas públicas de bienestar social.
En general, ¿es
fácil acceder a las cuentas de una ONG? ¿Cree necesario facilitar el
acceso de todas las personas, especialmente los colaboradores o
donantes, a los datos económicos de una ONG?
Personalmente, creo que sí. Las ONG, en realidad, estamos
manejando fondos públicos y no sólo se trata de rendir cuentas ante las
propias administraciones, sino que, como no hay nada que esconder, lo
lógico sería hacerlo público. Al menos, los presupuestos, la
liquidación y el balance. Auguro que es una cultura que se irá
extendiendo porque las entidades no tienen nada que ocultar.
Pero parece que hasta ahora han descuidado la mejora de la calidad.
Al menos, con los parámetros actuales, la calidad es un
concepto relativamente nuevo, pero se aplica desde hace ocho o diez
años. De ahí que el objetivo básico del ICONG sea introducir a las ONG
en el mundo de la calidad.
¿Qué se entiende por calidad?
La calidad tiene muchas definiciones, pero se puede explicar
como una serie de procesos que llevan a un desarrollo continuo, es una
forma de actuar orientada a la mejora continua. En el marco de las ONG,
calidad significa ser consecuente con los valores que se predican y las
acciones que desarrollan, darse cuenta de que es necesario un cambio
porque los destinatarios tienen derecho a que hagamos las cosas de la
mejor manera posible, lo mejor que sepamos. Por lo tanto, la calidad es
no anquilosarse en procedimientos rutinarios y estar abiertos al
cambio. Entender que todas las cosas pueden hacerse mejor.
Para ello es
importante el intercambio de ideas. Además de presidir el Comité
Ejecutivo del ICONG, es director de la Confederación Española de
Organizaciones de Personas con Discapacidad Intelectual. El próximo mes
de noviembre, esta entidad celebrará el IV encuentro de buenas
prácticas, en el que las organizaciones FEAPS pondrán en común sus
experiencias. ¿La coordinación es un factor clave para avanzar en la
mejora de la calidad?
Lo importante es aprovechar los esfuerzos de otros y ser
generosos con los propios. Ésta es la filosofía de estos encuentros de
buenas prácticas, que una organización que está desarrollando una
iniciativa que funciona la ponga en conocimiento de las demás para que
puedan aprovecharse de esa experiencia. Eso requiere una cierta
actividad de coordinación, pero en el fondo se trata de que una
organización esté abierta al aprendizaje y otra sea solidaria contando
las bondades de una iniciativa.