El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo —que agrupa a miles de profesionales sanitarios— avala la afirmación con varios estudios, entre ellos uno del comité científico para la identificación de nuevos riesgos emergentes de la Comisión Europea de Salud Pública.
La nicotina pura, explican, es “bastante menos adictiva” que el tabaco vegetal. “Si los cigarrillos no tuvieran elementos suplementarios, resultaría menos complicado dejar de fumar”, afirman en un comunicado. Pero ni en España ni en la UE está regulado el uso de aditivos en el tabaco, según critican. Solo hay normas en relación con los niveles admitidos de alquitrán, nicotina y monóxido de carbono.
Los productos agregados no son nocivos aisladamente, aunque sí tras el proceso de combustión que tiene lugar mientras se quema el cigarrillo. Así, explican, sustancias aparentemente inocuas pueden no serlo. Como el cacao, que tiene efectos broncodilatadores que facilitan el tránsito de los vapores de nicotina en los pulmones para que esa sustancia llegue más a la sangre (y sea más adictiva), o los azúcares añadidos, que se convierten en acetaldehído, que también aumenta el poder de enganche de la nicotina. “Todo vale, incluso agregar subproductos o desechos del tabaco original, como tallos, partículas pequeñas o polvo de hoja”, dice el vicepresidente del Comité, Rodrigo Córdoba.