24 agosto 2010
El Primer Ministro francés desaprueba las salas de consumo supervisado

El Primer ministro francés, François Fillon, ha calificado de «inutil» e «indeseado» la instalación de los llamados centros de consumo supervisado. Los centros de inyección supervisados o salas de consumo de bajo riesgo, son lugares donde se recibe a los consumidores de drogas ilegales bajo la supervisión de personal calificado. Este tipo de establecimiento existe en 45 ciudades en Europa, América y Oceanía. Estudios han permitido demostrar que estos centros reducen las infecciones y la mortalidad en casos de sobredosis.


Estas salas o locales permiten a los usuarios drogarse en buenas condiciones de higiene.

El funcionamiento está bien reglamentado: los debutantes o menores no son aceptados y el comercio está estrictamente prohibido. Los utilizadores de este tipo de centros llegan con la droga ya comprada (heroína, cocaína, crack, medicamentos), y el personal -médicos, psiquiatras, enfermeras, asistentes sociales, educadores- tiene prohibido ayudar a administrar las drogas, aunque observan las prácticas de forma de controlarlas. Estos profesionales pueden dispensar consejos para promover comportamientos para prevenir las sobredosis, el contagio de enfermedades como el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) o la hepatitis, pero también la formación de abscesos o quemaduras.

Los consumidores tienen a su disposición material limpio como seringas, pipas, cucharas, algodones, alcohol, desinfectante, agua esterilizada, y otros utensilios para consumir droga inyectada o fumada.

Estos espacios permiten también a los consumidores disfrutar de instalaciones limpias; pueden tomar un café, discutir, lavarse, descansar. Incluso puede ser el lugar para orientarlos hacia servicios de rehabilitación, acompañamiento social y/o psicológico.

Estos centros permiten además reducir la mortalidad por sobredosis -ninguna sobredosis mortal se ha producido en este tipo de lugares-, promover la higiene y reducir los comportamientos a riesgo. Así mismo se ha reducido la cantidad de material usado y abandonado en el espacio público.

En Francia, la Ministra de Salud, Roselyne Bachelot había evocado un debate sobre la creación de lugares de este tipo, en las principales ciudades francesas. La iniciativa es apoyada por diversas asociaciones de apoyo a los toxicómanos. Pero el Primer ministro François Fillon juzgó la iniciativa «inutil» y «no deseada», alegando que el país debe luchar contra el consumo de drogas y no «acompañarlo».

Este tipo de centros existen desde hace 15 años en algunos casos, en más de 45 ciudades de ocho países, esencialmente europeos: Alemania, Holanda, Luxemburgo, España, Noruega, Suiza, Canadá y Australia.