01 septiembre 2010
El consumo de extasis vuelve a crecer, después de varios años de descenso

La falta de suministro mundial de éxtasis a principios de 2009 provocó el aumento de su precio y del número de pastillas adulteradas, y también la búsqueda de drogas alternativas. «En España, la ketamina y el nexus (también llamado 2C-B) se popularizaron en ambientes recreativos. Este año, a pesar de la reaparición del éxtasis, siguen presentes», explica Mireia Ventura, coordinadora del servicio de análisis de Energy Control, un proyecto de ABD que analiza la pureza de las drogas que van a tomar los consumidores en zonas de marcha de Catalunya, Andalucía, Madrid y Mallorca. Además, les informan sobre cómo consumirlas para «reducir al máximo los riesgos».


El regreso del éxtasis (presente en el MDMA, MD, pastillas, cristal…) ha aumentado la cantidad y mejorado la pureza del suministro respecto a 2009, pero sólo en algunas zonas de España.

También han ganado peso nuevas sustancias. La policía pone el foco, además de en la ketamina, en el BZP y el éxtasis líquido (GHB). BZP, considerada muy tóxica por los expertos, es una sustancia usada en tratamientos veterinarios que empezó a usarse como droga en Nueva Zelanda en 2000. En Europa, donde llegó bajo el sugerente nombre de la «pastilla de la fiesta», la UE la incluyó en el listado de sustancias psicotrópicas en 2008, después de que algunos países certificasen varias muertes de jóvenes tras su consumo.

El GHB, a pesar del nombre con el que es conocido, no tiene nada que ver con el éxtasis. Tampoco el GBL, un derivado de aquél que siempre se ha utilizado como disolvente de compuestos plásticos en la industria y que ahora está cada vez más presente en los locales de ocio. El efecto depresor de ambas sustancias contrasta con la euforia que produce el éxtasis.

¿Por qué se cortó el suministro de éxtasis a finales de 2008? Es una incógnita. «Lo que está claro es que falló uno de los primeros eslabones de la cadena», opina Ventura. «Una teoría apunta a que los Juegos Olímpicos de China cerraron las fronteras del gigante asiático», añade. En varios países asiáticos crece el sasafrás, un árbol de cuyas semillas se extrae un aceite muy oloroso. Este líquido contiene safrol, una sustancia básica para la síntesis del éxtasis.

La llegada de nuevas drogas a los fines de semana ha traído riesgos. «Al desconocer las sustancias, los consumidores no saben cuánta cantidad deben tomar ni los tiempos que tardan en hacer efecto», advierte Ricardo Caparrós, miembro de Ai Laket, una organización similar a Energy Control con sede en el País Vasco.

Los tiempos dependen de las características de la sustancia, del consumidor, del entorno y de cómo se tome. Por vía intravenosa o esnifada llega antes a la sangre que fumada o ingerida. El efecto es casi inmediato. Por las otras vías, el punto álgido del viaje puede tardar dos horas. «Durante la espera, algunos piensan que no les ha hecho efecto, aumentan la dosis y las consecuencias pueden ser muy peligrosas», alerta Caparrós.

El descontrol con las nuevas sustancias no es tan frecuente, por ejemplo, con la cocaína, que aún es la más cotizada. El precio desde mediados de la década de 1990 se ha mantenido estable: 60 euros por gramo (para entre 10 y 20 rayas). Incluso se puede encontrar ahora por precios más económicos, hasta 50 euros. Los últimos años, su forma de consumo ha variado y, además de inhalarse e inyectarse en vena, también se fuma, por ejemplo, combinada con heroína.