El estudio, publicado en el último «Pediatrics», pone además de manifiesto que también la exposición al plomo en la infancia eleva, asimismo, las posibilidades de padecer este trastorno, un riesgo que se multiplica si el menor ha estado expuesto a los dos agentes contaminantes.
Tanya Froehlich, autora principal de la investigación, defiende a
elmundo.es que «los padres deben ser conscientes de que la exposición
prenatal al tabaco y al plomo en la niñez están relacionados con unas
mayores posibilidades de TDAH en sus hijos, por lo que deben tomar medidas para reducir este riesgo.
Por ejemplo, las mujeres tienen que ser advertidas de la necesidad de
dejar de fumar antes de quedarse embarazadas.
Con 3.907 menores de entre ocho y 15 años como participantes, el
estudio establece que un 8,7% de la muestra tenía un diagnóstico de
TDAH. Tras preguntar a las madres de los participantes sobre si fumaron
durante el embarazo y después de medir los niveles de plomo en sangre
de los menores, los datos revelan que los niños expuestos al tabaco durante la gestación tenían 2,4 veces más posibilidades de sufrir TDAH que los que no han estado en contacto con el humo en el útero.
«Entre los niños que estuvieron expuestos prenatalmente al tabaco
las cifras de hiperactividad fueron del 16%. Este es el primer trabajo que «pone en evidencia la relación
anteriormente enumerada (tabaco, plomo y TDAH) en una muestra
representativa de la población», ensalza.
De hecho, los participantes
forman parte de la investigación conocida como Estudio Nacional de
Salud y Nutrición (NHANES, sus siglas en inglés) que ha realizado los
Centros de Control de Enfermedades de Atlanta para recopilar
información sobre los dos aspectos que se destacan en el nombre de la
investigación.
Más esfuerzos en prevención
Los esfuerzos científicos han estado «enfocados al tratamiento de la
hiperactividad más que a su prevención y nuestra investigación destaca
que reduciendo la exposición a los agentes tóxicos del tabaco en el ambiente, podemos disminuir su incidencia», insiste.
Tanya Froehlich, defiende que, según sus estimaciones «se podría reducir en un 35% los casos de hiperactividad
en niños de ocho a 15 años evitando su contacto con el tabaco y el
plomo». En pocas palabras, 800.000 niños podrían librarse del trastorno
con dos sencillas medidas preventivas.
Para Inmaculada Escamilla, del departamento de psiquiatría infantil
de la Clínica Universitaria de Navarra en Madrid, «los resultados de
este estudio son de gran interés puesto que inciden en el primer «step»
en medicina o prevención primaria. La asociación entre el consumo de
tabaco en el embarazo y el TDAH ha sido demostrada en diferentes
estudios, sin embargo, la asociación entre la exposición al plomo e
hiperactividad, era todavía controvertida y los resultados encontrados
no eran significativos».
Defiende, además, que «en este estudio se muestra una asociación
significativa de este segundo factor y muestra el potencial efecto de
las toxinas ambientales en el neurodesarrollo del niño. No obstante, estos resultados deben ser tomados con cautela antes de definir estos factores como agentes causales.
La carga genética no controlada en este estudio y factores ambientales,
no medidos, asociados al humo del tabaco, podrían estar en el origen de
esta asociación».