24 febrero 2010
La alusión sexual de una campaña antitabaco escandaliza a Francia

La comparación de la adicción al tabaco con una felación forzada,
utilizada en una campaña publicitaria de la asociación Derechos de los
No Fumadores, ha sembrado el escándalo en Francia. La imagen –que
muestra a unos adolescentes con un cigarrillo en los labios en posición
de practicar sexo oral con un adulto junto a la frase «fumar es ser
esclavo del tabaco»– alcanzó de lleno el objetivo de sacudir a la
opinión pública. Pero la provocación llevada al extremo ha generado
también un efecto de rechazo, encabezado por el propio Gobierno.
Indignada, la secretaria de Estado para la familia, Nadine Morano,
anunció que pedirá la prohibición de la campaña por considerar que
supone un «ultraje público al pudor». «Esta sugestión me parece
intolerante», clamó Morano, mientras la ministra de Sanidad, Roselyne
Bachelot, la juzgó «inapropiada».


Para el presidente de la Oficina de Prevención del Tabaquismo, Bertrand
Dautzenberg, los anuncios son contraproducentes: «Escandalizan a los
adultos sin dar miedo a los adolescentes».

La campaña pretende
atajar el incremento del consumo de tabaco entre los jóvenes, en los
que no ha hecho mella la ley que, desde el 2008, prohíbe fumar en los
espacios públicos. Aunque la norma ha hecho bajar ligeramente el
consumo general de tabaco en Francia, no ha funcionado entre los
adolescentes: el consumo a los 16 años subió del 14% al 18% del año
2008 al 2009, y a los 17 años creció del 20% al 22%.

Pese a las
críticas, el presidente de la asociación promotora de la campaña,
Gérard Audureau, se negó a retirar los anuncios, que en televisión son
reemplazados por un espot también chocante. Se trata de una reunión de
directivos de una empresa que discuten la manera de desembarazarse de
sus residuos tóxicos y deciden inocularlos en pequeñas dosis a la
población. «Podemos empezar por los jóvenes vendiéndolo como algo
rebelde y enrollado», dice un ejecutivo. «¿Cuánto nos costará?»,
pregunta el jefe. «Nada, los jóvenes están dispuestos a pagar por esta
mierda», responde el supuesto ideólogo del cigarrillo, cuyos
componentes tóxicos aparecen impresos en la pantalla.