En el 50% de los casos los trastornos de personalidad derivan en drogodependencia
26 mayo 2010
En el 50% de los casos los trastornos de personalidad derivan en drogodependencia

En los trastornos de carácter, la presencia de ansiedad y miedo
generalizados condicionan la asociación a problemas de toxicomanías en
un 50% de los casos, generalmente alcoholismo y otras sustancias que
tienen un efecto ‘sedativo o tranquilizante’ como son el cannabis y los
opiáceos.


Los trastornos de personalidad o de carácter, que afectan entre un
10% y un 12% de la población mundial según los estudios más recientes,
se agrupan en tres categorías: Clúster A, que incluye a los raros o
excéntricos; el B, que tiene como trastornos más significativos la
psicopatía, comportamientos antisociales y al límite; y el Clúster C,
que incluye los trastornos por evitación, dependencia y
obsesivos-compulsivos.

Las personas que presentan estos últimos “empiezan a consumir
alcohol en situaciones sociales y al descubrir una cierta ayuda para
superar la ansiedad y el miedo hasta que se transforma en una trampa
que determina la evolución del trastorno y se convierte en el problema
principal cuando deriva en adicción”, explica el doctor Palao.

En los pacientes del Clúster B (psicópatas y al límite), confirman que cualquier droga puede incrementar las conductas
agresivas, incluso las ‘sedativas’ como el alcohol, porque en bajas
cantidades produce desinhibición conductual y desaparece la sensación
de riesgo, así como en grandes cantidades aumenta la impulsividad y se
acaba perdiendo la sensación de peligro y culpa.

En las personas con trastornos de personalidad de Clúster B, la
frecuencia de consumo de drogas es hasta más alta que en el Clúster C,
y alcanza el 90% en muestras de drogodependientes con
politoxicomanías.

Los trastornos de personalidad se manifiestan a partir de la
adolescencia y en los primeros años de la vida adulta. Se trata de un
patrón persistente de conducta desadaptativa, un carácter patológico. En el caso de los pacientes del Clúster C, la ansiedad y el miedo a
cualquier situación nueva o no controlada limitan las perspectivas
vitales, condicionando todo tipo de decisiones importantes como las
relaciones sociales o el tipo de trabajo. De
aquí que en muchos casos el uso de drogas ‘sedativas’ pasa rápidamente
de ser una ayuda a convertirse en un grave problema de adicción si no
hay un tratamiento especializado que ayude a controlar esta ansiedad
patológica.

Los jóvenes con trastornos de personalidad tienen un “altísimo”
riesgo de desarrollar adicciones. Por eso es importante detectarlos en
etapas iniciales, iniciar tratamiento y ofrecer la oportunidad de
evitar las consecuencias que tiene la drogodependencia.