El informe, que analiza la lucha particular de
Estados Unidos contra el narcotráfico pero incluye aspectos
relacionados con otros países y su colaboración en este combate
mundial, reconoce que las autoridades españolas están realizando un
importante esfuerzo por reducir el narcotráfico. Este denuedo consiguió
que el pasado noviembre se estuviera cerca de incautar la máxima
cantidad de cocaína en un solo mes y que en los últimos meses se haya
conseguido interceptar a un buen número de distribuidores de drogas
sintéticas, como LSD y éxtasis.
No
deja de llamar la atención que el informe del Departamento de Estado
describa las operaciones de la Policía Nacional, la Guardia Civil, los
servicios de aduanas y las policías autonómicas y que reconozca que el
tráfico de drogas es una de las prioridades del Gobierno español, hasta
el punto de afirmar explícitamente que, al menos en este ámbito,
«España mantiene unas excelentes relaciones con Estados Unidos».
La
cruz de la moneda es que el consumo de esta sustancia se está
incrementando a marchas forzadas entre la población española, hasta el
punto de que, según el estudio, ya la consume con regularidad el 3% de
sus habitantes.
La
preferencia por la cocaína queda ejemplificada en dos datos
espeluznantes. El primero de ellos es que, de acuerdo con el informe
del Departamento de Estado, uno de cada cinco europeos que toman
cocaína vive en España. Y el segundo, que la mitad de los drogadictos
que ingresan en los centros de rehabilitación españoles lo hacen como
consecuencia de su adicción a esta sustancia.
Sin
embargo, la cosa no queda ahí. Aparte de la cocaína, el informe afirma
que España es también el primer consumidor de drogas de diseño y de
hachís de toda la UE. El hachís llega procedente de los países del
Magreb, especialmente Marruecos y Argelia, y su tráfico a través del
mar Mediterráneo aparece catalogado en el informe como «un negocio a
gran escala».
Además del hachís
marroquí, nuestro país se mantiene como la principal puerta de entrada
a Europa de la cocaína sudamericana, y también se ha convertido en la
puerta de salida por la que los ingresos económicos del narcotráfico
van a parar a manos de los productores. En cuanto a éstos, el
Departamento de Estado norteamericano da credibilidad a las
informaciones que apuntan a que Colombia sigue siendo el mayor
productor de cocaína, si bien advierte que otras fuentes alertan de que
están aumentando preocupantemente los envíos desde Bolivia, en barco o
avión y haciendo escala en Argentina o Venezuela.