UNAD, la Red de Atención a las Adicciones, ha puesto en valor este miércoles el trabajo que se realiza en las salas de consumo supervisado de drogas a la hora de intervenir y evitar posibles casos de sobredosis de las personas con un problema de consumo de drogas. La reivindicación coincide con el Día Internacional de la Concienciación sobre la Sobredosis, que se celebra cada 31 de agosto con el objetivo de sensibilizar a la población sobre los efectos dañinos que ocasiona el abuso de sustancias.
Desde la red recuerdan que la reducción de daños no solo sirve para evitar muertes tempranas, sino que también restaura los derechos de las personas que consumen drogas con el fin de mejorar sus condiciones sociales y de salud. UNAD insiste en la urgencia de actuar, tanto a nivel estatal como regional, para reducir el estigma de las personas con drogodependencias y aumentar la presencia de los recursos destinados a la reducción de daños. Actualmente solo existen salas de consumo supervisado en Euskadi y Cataluña.
Las cifras que evidencian la magnitud de esta realidad, de acuerdo con los datos recogidos en el informe ‘Perfil de las adicciones 2022’, señalan que los recursos de reducción de daños de la red UNAD atendieron el pasado año a 7.779 personas, de manera que las mujeres solo supusieron uno de cada seis casos. Esta proporción evidencia la infrarrepresentación de las mujeres dentro de las atenciones, una realidad que exige atajar las barreras de acceso de las mujeres a este tipo de recursos a través de la incorporación de la perspectiva de género a los servicios.
En cuanto a las mujeres atendidas, su retrato sería el de una persona mayor de 34 años con estudios primarios y que se encuentra en desempleo. Consume principalmente cocaína y se encuentra en una situación de vivienda inestable y los programas que más demanda son para personas sin hogar, seguidos de aquellos para personas en situación de prostitución. Por parte del hombre, su perfil coincide con el de la mujer con las salvedades de que es mayor de 42 años, lo más habitual es que consuma alcohol y los programas que más demanda son aquellos diseñados para personas sin hogar y, en segundo lugar, para usuarios de chemsex.
Además, dentro del análisis de la situación de la reducción de daños en España, UNAD inició en 2022 una línea de investigación que dio lugar a un estudio del cual se arrojan varias conclusiones que apuntan a la necesidad de revertir el tradicional enfoque punitivo sobre las personas con problemas de consumo de drogas. Ante este escenario, desde la red de adicciones se insiste en la pertinencia de incorporar un modelo de justicia social apoyado en la interseccionalidad y en factores como la salud, la vivienda o la incidencia de las violencias sufridas por las personas consumidoras.
El presidente de la Red de Atención a las Adicciones, Luciano Poyato, ha recalcado que “aunque las drogas no sean una de las principales preocupaciones a nivel social y mediático”, las consecuencias de los consumos problemáticos de sustancias siguen siendo “muy preocupantes en las personas que las usan, en sus familias y en todo su entorno”. Poyato ha afirmado, en este sentido, que “aun habiendo dejado atrás las cifras de muertes por sobredosis provocadas por la heroína en los años ochenta, sigue habiendo un número importante de personas que se encuentran en los márgenes de la sociedad y que están expuestas a las graves consecuencias que pueden acarrear sus consumos”.
De esta manera, UNAD también se suma a la campaña #EndOverdose promovida cada año desde Australia por el Instituto Penington para sensibilizar sobre la sobredosis y poner sobre la mesa la prevención basada en evidencias científicas en el marco de las políticas de drogas.