El hecho más grave de cuantos relata el auto sucedió en septiembre
de 2005. Según el escrito, Farré, con conocimiento de Marijuán, detuvo
al narcotraficante italiano Ottone Ischia, sobre el que pesaba una
orden de detención de la Audiencia Nacional. Ambos mandos antimafia
decidieron dejarlo en libertad porque era uno de sus confidentes.
A cambio de ese favor, Farré acuerda con Ischia tender una celada a dos narcos
magrebíes: Ischia les vendería un kilo de cocaína a cambio de 30.000
euros, y la policía atraparía a los compradores tras el intercambio. La
transacción se produjo en el vestíbulo de un hotel de Marbella el 21 de
septiembre de 2005.
Ischia recibió el dinero y se fue del
establecimiento por el garaje mientras la Udyco arrestaba a los
magrebíes.
Sin embargo, el paquete no contenía droga, sino otra
sustancia. Pese a ello, Farré hizo constar en el atestado que el cocatest,
el análisis de urgencia del polvo blanco intervenido, daba positivo. El
juzgado instructor de ese caso, tras mandar a prisión a los detenidos,
ordenó un nuevo pesado y análisis de la sustancia, que resultó no ser
droga.
Los compradores fueron puestos en libertad el 14 de noviembre.
Por este hecho, Farré está imputado por detención ilegal, falsedad en
documento público, malversación de caudales públicos -los 30.000 euros
que se llevó Ischia tienen esa consideración al tratarse de un efecto
del delito- y encubrimiento, delito que comparte con Marijuán.
Según
el escrito, en julio de 2007, Farré se apoderó de un maletín Louis
Vuitton intervenido en un registro a un chalé de Coín y se lo llevó a
su casa «con ánimo de retenerlo». El neceser, valorado en 1.200 euros,
fue hallado durante el registro que Asuntos Internos realizó en el
domicilio del inspector en marzo de 2008.
No es el único caudal
público que se sospecha que se quedó Farré: en mayo de 2004, el
traficante argelino Sophian Ambli perdió un reloj Audemars Piaget al
forcejear con un policía para evitar su detención. Este agente, que
recogió el reloj de lujo del suelo, recibió por error un disparo de un
compañero durante la acción. Antes de entrar en el quirófano, el
policía herido entregó el reloj a ese compañero quien, a su vez, se lo
dio a Farré. Según el auto, el mando policial «lo guardó para sí sin
mencionarlo en el atestado policial». En octubre de 2004, después de
que el abogado de Ambli reclamara insistentemente el cronógrafo, Farré
remitió dos escritos a sendos juzgados en los que aseguraba que el
reloj había sido encontrado en el registro del BMW del narco
argelino.
Según el juez Cabrero, en este hecho, a la malversación de
caudales se suma un delito continuado de falsedad en documento público.
En
el caso de Marijuán, se le acusa de apropiarse, con la complicidad de
Farré, de un televisor de 42 pulgadas valorado en 1.100 euros e
intervenido en un registro. El agente lo tuvo en su casa 45 días hasta
que su dueña lo reclamó a través de su abogado. También se le acusa de
tenencia ilícita de armas por guardar en su despacho una pistola
semiautomática carente de numeración.