15 enero 2008
Las mujeres con problemas de drogas demandan tratamiento por motivos familiares, mientras que los hombres lo hacen por problemas de trabajo

El 15,4% de todas las personas que solicitan atención médica
por primera vez en la vida por problemas con las drogas son mujeres,
según los datos del Observatorio Español sobre Drogas


Las mujeres con problemas de drogas demandan tratamiento por
motivos familiares, solicitan ayuda antes que los hombres y suelen
acudir a centros de atención primaria y de salud mental. En cambio,
los hombres solicita atención sanitaria por motivos laborales, tardan
más en decidirse y cuando lo hacen recurren directamente a centros
especializados en drogodependencias. En nuestro país, el 15,4% de las
nuevas demandas de tratamiento notificadas al Observatorio Español
sobre Drogas en 2005 corresponde a mujeres, un sector de la población
para quién el consumo de drogas supone un mayor estigma social.

Estos
son, al menos, algunos de las conclusiones que se presentaron durante el II Encuentro de personas expertas en Mujeres y drogas,
celebrado en la sede de la Delegación del Gobierno para el Plan
Nacional sobre Drogas. Este encuentro se enmarca dentro del convenio de
colaboración entre la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional
sobre Drogas y el Instituto de la Mujer. En él han participado especialistas de todo el país
con un objetivo claro: analizar fórmulas para mejorar el conocimiento
y el abordaje de las drogodependencias desde una perspectiva de género.

El Plan de Acción 2005- 2008 incorporó por primera vez en nuestro país la perspectiva de género como una línea de trabajo transversal dentro de la Estrategia Nacional sobre Drogas. Como
señaló la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas,
Carmen Moya, se trata de aumentar el conocimiento en torno a las características específicas de las mujeres consumidoras de drogas,
incrementando la producción científica. “Conocer mejor la realidad
desde una perspectiva de género nos va a permitir ser más eficaces en
las políticas sobre drogas”, ha asegurado Moya.

En la misma línea, la directora general del Instituto de la Mujer, Rosa María Peris, recordó la labor del Gobierno por reducir las desigualdades reales entre mujeres y hombres.
“Las políticas de salud deben incorporar la perspectiva de género”,
señaló Peris, quién aseguró que todos los estudios demuestran que “las
mujeres consumidoras de drogas se sienten culpables”.

Durante años, los problemas de las mujeres en relación al consumo de drogas han permanecido invisibles,
debido posiblemente a su escaso número y al hecho de que sus consumos
se producían en un ámbito mucho más privado que en el de los hombres.

Así
lo ha demostrado Lucía Artacoz, de la Agencia de Salud Pública de
Barcelona, que tras unas exhaustiva
revisión bibliográfica internacional sobre la forma en que los estudios
científicos en el campo de las drogas abordan la perspectiva de género ha señalado que estos
trabajos demuestran que la prevalencia del consumo de drogas ilegales
es superior en los hombres. Sin embargo, el estigma social del consumo
de drogas es mayor en las mujeres.

Las mujeres consumen menos sustancias tóxicas,
y cuando lo hacen su consumo es menos intenso, excepto en el caso de
los hipnosedantes y del tabaco. En la actualidad, las adolescentes y
mujeres jóvenes consumen más tabaco que los hombres. Por otro lado,
cuando presentan un consumo abusivo de alcohol beben solas con más
frecuencia, aunque ingieren menor cantidad que los hombres.

Los
datos de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas
confirman estas tendencias. En el caso de la población general de 15 a
64 años, los datos de la Encuesta Domiciliaria de Drogas 2005- 2006
demuestran que por cada mujer que consume drogas ilegales, hay como mínimo dos hombres que lo hacen;
en el caso de los hipnosedantes, la proporción se invierte. Así, en
2005 el 6,7% de las mujeres consumieron hipnosedantes sin receta en los
últimos 12 meses anteriores a la encuesta, frente al 3,5% de hombres.

Estas diferencias entre hombres y mujeres se mantienen también en el caso de los adolescentes
de entre 14 y 18 años. La Encuesta Escolar sobre Drogas 2006-2007
revela que entre los chicos el consumo de drogas ilegales es más
elevado que entre las chicas, una diferencia que aumenta conforme el
consumo se hace más intensivo. En el caso de la cocaína, los chicos
duplican a las chicas para el consumo en los últimos 30 días. Para el
consumo intensivo del cannabis la prevalencia entre los hombres es del
22,3%, frente al 18% de las mujeres. En cambio, cuando se trata
cuando se trata de drogas legales, como el alcohol o el tabaco, la
presencia de las chicas es cada vez más notoria, igualando a los chicos
en prevalencia de consumos e incluso en algunos casos, superándolos.
Este es el caso del consumo de tabaco, donde la proporción de mujeres que consumen cigarrillos a diario supera en más de 4 puntos porcentuales a la de los hombres (16,9% de mujeres frente a 12,5%).

Los
últimos indicadores del Observatorio Español sobre Drogas (2005) para
medir los consumos problemáticos ratifican las distintas
características de género. Así, el 24,3% de las personas atendidas en
urgencias por problemas relacionados con el consumo de drogas eran
mujeres, frente a un 75,7% de hombres. (Es decir, 1 mujer por cada 3 hombres).
La diferencia se agranda cuando se trata de personas admitidas a
tratamiento por primera vez en la vida: 15,4% mujeres frente a 84,6%
hombres. En cuanto al consumo de cocaína, diferentes estudios
realizados en Estados Unidos -donde el consumo de crack tiene una
elevada prevalencia- han puesto de manifiesto que entre las mujeres
consumidoras es más frecuente proporcionar sexo a cambio de crack; en
los hombres, se da el patrón inverso. Además, 2 de cada 3 las mujeres
en edad fértil consumidoras de crack no utilizaban métodos
anticonceptivos y el 42% continuaban consumiendo durante el embarazo.

También
existen diferencias en los motivos para buscar tratamiento. Mientras
que las mujeres lo hacen por la familia, los hombres lo hacen por
problemas en el trabajo. Ellas inician el tratamiento antes que los hombres y buscan diferentes tipos de asistencia:
Consultan con más frecuencia en centros de atención primaria y de salud
mental que en centros especializados en drogodependencias. Los motivos
de consulta son otros distintos a los ocasionados por las drogas, como
las relaciones de parejas, los trastornos físicos o emocionales.

Pero
la utilización de servicios sanitarios no especializados plantea
algunos inconvenientes: Los estudios internacionales demuestran que los
profesionales no están adecuadamente preparados para detectar un problema de consumo de drogas entre las mujeres.
A ello se suma el hecho de que en las mujeres es más frecuente la
concurrencia de otros trastornos previos al inicio del consumo
(ansiedad, problemas de alimentación o síndrome de estrés
postraumático). Pese a ello, en muchos casos las mujeres no quieren
acudir a centros especializados por miedo a perder la custodia de sus hijos. Por último, según recoge la literatura científica internacional, las mujeres padecen más trastornos de salud y mayores consecuencias sociales
por el uso, abuso y dependencia de las drogas. Su pronóstico en general
es peor y su deterioro es más acelerado que en el caso de los hombres.

  • Entre las conclusiones alcanzadas en este encuentro, destacan las siguientes:
  • Las políticas de drogas deben incorporar de forma sistemática la perspectiva de género.
  • La perspectiva de género debe ser una cuestión transversal y no una actividad adicional aislada.
  • Por
    ello, los expertos abogan por seguir potenciando el desarrollo de
    programas de prevención, tratamiento y rehabilitación de las
    drogodependencias dirigidos específicamente a las mujeres.
  • Es
    necesario mejorar los sistemas de información, y la investigación en
    drogodependencias, introduciendo de forma sistemática en todos los
    estudios y encuestas la perspectiva de género.Es preciso
    intensificar los esfuerzos por mejorar la formación de los
    profesionales de la salud para que puedan realizar una detección lo más
    precoz posible de los problemas de consumo de drogas entre las mujeres
    y mejorar la accesibilidad de las mujeres al tratamiento.

El
Plan de Acción 2005-2008 incorporó por primera vez en España la
perspectiva de género dentro de la Estrategia Nacional sobre Drogas. De
hecho, el Plan de Acción asegura textualmente que “todas las acciones
incluidas en él deben considerar sistemáticamente las
diferencias entre las condiciones, situaciones y necesidades
respectivas de las mujeres y de los hombres en las fases de
planificación, ejecución y evaluación de dichas acciones, incorporando
la perspectiva de género de acuerdo con las directrices de Naciones
Unidas, de la Unión Europea y con la política de igualdad promovida por
el Gobierno de España”.